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México pidió este lunes en el Consejo de Seguridad de la ONU cooperación internacional para combatir el tráfico y desvío de armas tanto en "el destino como en el origen", un fenómeno que afecta de manera particular a América Latina.

El debate en el máximo foro de la ONU para el mantenimiento de la paz y la seguridad sobre "El impacto del desvío y tráfico de armas para la paz y la seguridad", coincide con el vencimiento, este lunes, del plazo judicial para que fabricantes de armas estadounidenses presenten su respuesta a una demanda de México por un presunto comercio "negligente e ilícito" que alienta el narcotráfico y la violencia en su territorio.

"El combate al tráfico y al desvío tanto en el lugar de su destino como en su origen, se trata de una responsabilidad compartida", declaró el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, cuyo país ostenta actualmente la presidencia temporal del Consejo de Seguridad.

Hay empresas que "siguen priorizando su beneficio económico" pese a que sus productos son "traficados y utilizados en actividades ilícitas en contra de población civil y autoridades en nuestro país", añadió.

Ebrard pidió colaboración de los sectores público y privado para acabar con el tráfico de las armas pequeñas, que causan alrededor de "500" muertos diarios y más de 2.000 heridos en el mundo, en particular en América Latina, donde la violencia y las muertes por armas de fuego son "aún mayores que las observadas en varias de las zonas en las que se reconoce un conflicto armado".

En cerca del 75% de los homicidios en la región está involucrada un arma de este tipo.

En México "creemos que los gobiernos y el sector privado deben de trabajar en conjunto" para frenar el tráfico de armas y sus efectos nocivos en las poblaciones, dijo el canciller en el debate.

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Según el último informe sobre este sector presentado por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en septiembre pasado, las armas pequeñas y las armas ligeras siguen teniendo un papel decisivo en "los conflictos armados, la violencia generalizada, los actos delictivos y los atentados terroristas".

Entre 2015 y 2020 las armas pequeñas y ligeras respondieron por el 27% de las 176.095 bajas civiles en 12 de los conflictos armados más mortíferos del mundo. Solo en 2020, cinco de cada 100.000 personas fallecidas fueron civiles muertos en conflictos armados y de ellos, uno de cada siete eran mujeres o niños.

Para Guterres el "incesante aumento" del gasto militar mundial ha potenciado los ciclos de inseguridad y desconfianza. En 2020, se elevó a casi 2 billones de dólares pese a que el mundo estuvo prácticamente confinado debido a la pandemia del covid-19.